- Trinchera Cultural
Paula Díaz (nueva colaboración El Rincón Mágico)

Este 2020 nos trae nuevas poetas y nuevas colaboraciones en El Rincón Mágico.
Hoy queremos presentaros a una joven periodista llamada Paula Díaz Altozano.
Preguntada sobre el origen de su afán poético nos cuenta que sus primeras lecturas fueron Hojas de hierba de Walt Whitman; también Charles Baudelaire o Edith Södergran. Nos confiesa que empezó escribiendo relatos cortos, y no fue hasta los 25 años cuando escribió su primer poema, dedicado a la ciudad, el primer poema largo que compone el poemario Ríos de carretera.
Es licenciada en periodismo y becaria de Doctorado en Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense, donde hace una tesis sobre fotografía artística del siglo XX. En su tiempo libre, además de escribir poesía, narrativa y aforismos, se dedica a la ilustración.
Ya es autora de los poemarios A orillas de París (Ediciones en Huida, 2018) y el citado Ríos de carretera (Bajamar, 2019). Sobre este último nos dice:
"...dividido en 18 afluentes, el lenguaje se vuelve materia; se hace asfalto, tela o cristal, y a la vez sirve como panorama de la ciudad misma, de ese paisaje de estructuras del que somos parte. A vista de pájaro o desde el interior, las palabras de este libro se entremezclan como en una composición musical, de cuyo ritmo surgen semáforos desteñidos, paseantes, edificios-árbol, un ciervo con pupilas de estrella. Palabras que desembocan en sí mismas y dibujan un río de carretera donde un pez deja su estela" (Paula Díaz)
El siguiente poema seleccionado, el último del libro, muestra una imagen de la ciudad de carácter onírico. El poema comienza de día, en una metrópolis donde elementos cotidianos se mezclan con otros que rompen con la imagen de la ciudad, como la primera imagen de los caballos. Ya de noche, aparece un ferry desde el que se ve la ciudad al anochecer.
Con el poema os dejamos...
Los caballos galopan por la avenida,
sus cuerpos musculosos chocan
ante la mirada de los trabajadores.
Montaña de manzanas,
la campana espejea en lo alto.
¡Seguidlos!
El caballo relincha
en la tienda y las muchachas cubren sus bocas y ríen. Visten
faldas de relojes; esperan cada
hora, cuando el repique inunda el despertar.
Bloques de acero
me gustaría
zambullirme en vuestras ventanas. El océano
duerme; una mujer de bronce alza los brazos,
clama al cielo, pero solo responde
el susurro de las aristas.
Gritos, juegos en las plazas, miles de pasos.
El ferry de butacas desvencijadas
se acerca, pasajeros silenciosos
levantan las solapas de sus
abrigos, se asoman por la ventana
y ven el mar
negro,
la estela de espuma dividida en diamantes.
Olor a sal.
Apartamentos, cines, el mar corroe vuestras fachadas,
la bocina del ferry resuena,
atraviesa la penumbra,
filas de ojos cuadrados resplandecientes
pestañean.
Escuchad el sonido, escuchadlo en la noche.
El mar se ha rendido a las
estructuras; acaricia el puerto, los muros.
Una mano golpea la campana
en la inmensidad.
Paula Díaz Altozano